¿Qué hacer para cuidar un jardín en invierno?
El mantenimiento del jardín en invierno no tiene por qué convertirse en un trauma insalvable, porque con cuidados precisos incluso podemos disfrutarlo a pesar de que ya no cursen temperaturas cálidas.
Aunque en invierno el volumen de trabajo en el jardín disminuye, no es menos cierto que se pueden ejecutar algunas tareas pendientes, aprovechando el estado de latencia o letargo de la mayoría de las plantas, las cuales cambian radicalmente de apariencia y muestran sus ramas desnudas.
Evidentemente, los cuidados no son los mismos en primavera que en invierno. Lo más importante es proteger a las plantas más delicadas ante la inminente llegada de temperaturas más bajas y una disminución en la intensidad de la luz solar. Algunas especies no toleran el frío y pueden perecer.
Existen distintos métodos, que van desde la protección en invernaderos hasta acciones tan simples pero relevantes como cubrir las plantas y flores con lonas o cobertores plásticos a fin de que el viento helado y la nieve no las dañen.
Veamos a continuación cuáles son las normas más importantes a la hora de afrontar el reto de cuidar del jardín durante la estación más dura del año: el invierno.
1) Suelo
Con el clima propio del invierno, donde se eleva la humedad y se acrecientan las lluvias y vientos helados, no es conveniente regar el césped pero sí es importante librarlo de hojas y residuos vegetales.
Si limpias primero y cortas después con una poda poco pronunciada, porque no conviene dejarlo tan bajo, entonces mantendrás su color verde y al mismo tiempo proteger las raíces de tus plantas.
Si en la región donde vives llueve poco, debes regar el césped una vez por semana. Eso será más que suficiente en invierno.
2) Técnica del acolchado
Es altamente recomendable usar la técnica del llamado mulching o acolchado para blindar el suelo en invierno. Es una forma muy inteligente de cuidar raíces u suelos de las heladas.
Consiste en colocar residuos de materia vegetal, como hojas, paja, pinaza, entre otros, a los pies de cada planta, porque de esa manera resisten mucho mejor la bajada de las temperaturas.
3) Siembra a raíz desnuda
Un dato importante es aprovechar el invierno para plantar frutales de hojas caduca. Se pueden emplear los llamados pies a raíz desnuda, porque reaccionan muy bien y cuestan menos dinero. Además de que si están en parada vegetativa prenderán igual.
Y este comportamiento vale no solamente para especies de frutales, también da los mismos resultados en arbustos. Por ejemplo, en los rosales es de lo más normal.
En el caso de las especies de hoja perenne es preferible usar aquellos ejemplares que tengan raíces protegidas o que estén en contenedores. Acá es mejor hacerlo a finales del invierno, del otoño o la primavera.
4) Riego moderado
Obviamente, las plantas en invierno precisan menores exigencias de riego, porque la elevada humedad ayuda a que necesiten menos agua para vivir. Y es que las plantas hibernan en las épocas frías para subsistir porque de esta manera necesitan menor cantidad de nutrientes.
Por eso el agua en exceso las perjudica, incluso puede congelarse ante la presencia de cada vez más bajas temperaturas y termina por matar a la planta. Por ello, es imprescindible regar solamente cuando la tierra esté seca. O hacerlo en las horas más cálidas del día, una vez por semana. No más de eso.
5) Ubicación de las plantas
Otro procedimiento importante es proteger con una lona o cobertor a las plantas más delicadas, aquellas que no se pueden mudar o sacar del jardín, caso contrario pueden sufrir mucho y no soportar las heladas o nieve.
En el caso de que algunas variedades se encuentren en tiestos o jarrones, es prudente acercarlos hacia alguna pared y evitar que entren en contacto con el suelo helado. Una buena idea es colocarlos encima de una tabla o sobre algún plástico.
Tampoco es prudente introducir los tiestos de jardín a la casa y ponerlos cerca de la estufa o del radiador del sistema de calefacción. Este sería otro exceso imperdonable. Cubrirlas bien con plástico o lona es más que suficiente para que sorteen con éxito los días de nevadas.
6) Poda
Lo lógico es comenzar una poda a finales de otoño, pero en ocasiones existen especies que tienen un crecimiento excesivo, lo que amerita que actuemos para corregir desviaciones y nada mejor que hacerlo en invierno porque no habrá mayores consecuencias gracias al letargo presente.
Esto impide además la proliferación de enfermedad e infecciones fúngicas en las heridas producto del corte de ramas que pueden tornarse graves. En el caso de árboles frutales el tratamiento es especialmente delicado, porque bajo ningún aspecto se debe interferir en el proceso de floración de los mismos.
El resultado será el mismo si recoges las hojas del jardín y pedazos de corteza o gravas y otros materiales que suelen usarse con fines decorativos. A nivel estético se verá mucho mejor el jardín y las consecuencias positivas serán las mismas, porque el suelo y raíces de las plantas estarán más que protegidos del frío y las heladas.
Es más, la técnica del mulching puede aplicarse en cualquier otra estación del año, porque impide que proliferen las malas hierbas y ayuda a que el suelo retenga mejor el agua.
Eso sí, en el caso de especies delicadas es mejor asesorarse bien con jardineros expertos, ya que lo más probable sea que ameriten un trasplante o traslado a un lugar cerrado para que puedan sobrevivir.
Por eso siempre es necesario estudiar previamente cuáles son las especies adecuadas al clima predominante de la región donde vivimos.
7) Abonado
Otro procedimiento rutinario cada vez que el invierno se halla en sus últimos días es la realización de un proceso de abonado con un aporte rico en materia orgánica, preferiblemente usando un materia orgánica casera como el compost, estiércol, humus de lombriz o mantillo.
Esta medida ayudará a que se mejore notablemente la estructura del terreno porque tendrá mayor aireación y las raíces de las plantas estarán mejor hidratadas. Lo prudente es aplicar una cantidad moderada que no quede tan cerca de las raíces, para evitar quemarlas.
Igualmente, la vida microbiana se estimulará, trayendo consigo un máximo aprovechamiento de los nutrientes.
8) Otras actividades
En los días invernales menos duros, pueden planificarse y ejecutarse otras actividades interesantes como la instalación de una pérgola, mejorar el sistema de iluminación o quizás invertir en un buen sistema de riego por goteo u automático que regule la cantidad de agua que ingrese a nuestro jardín.
También es momento de hacer una revisión del sistema, en caso de que ya esté instalado, a fin de realizar un buen mantenimiento donde se corrijan obstrucciones y fallas en válvulas, aspersores o dispersores, líneas de goteo, filtros, etcétera.
9) Evitar proliferación de plagas
En período de hibernación, también es conveniente aplicar medidas preventivas que minimicen el ataque de plagas, sobre todo si en el período de crecimiento anterior, tus plantas sufrieron ataques de pulgones, moscas blancas, cochinillas o arañas rojas.
Lo ideal es aprovechar este tiempo de pausa en el desarrollo vegetativo para aplicar, por ejemplo, aceites minerales de acción insecticida que matan huevos, larvas o insectos, porque ellos también hibernan. Se los conoce bajo el nombre de aceites de verano y los encuentras en tu vivero o tienda de confianza.
¡Hola!
Soy Arantxa Bellido y hace años que colaboro con Sembrar100. Soy graduada en Ingeniería Agroambiental (2014) por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agroambientales. También he cursado el Programa Oficial de Posgrado en Agrobiología Ambiental por la Universidad de Navarra.